CONCEPTO, CONTEXTO Y CONTENIDO o la ausencia de identidad arquitectónica pachuqueña.


La diferencia esencial entre la arquitectura de hace una década y la actual, es la actitud hacia la simbología; el interés decreciente en la dimensión simbólica resulta evidente, decir que los arquitectos están persiguiendo una arquitectura sin alusiones metafóricas o simbólicas no supone implicar que ya no exista significado, sino que la tendencia de las mencionadas corrientes por encontrar significado escondidos en todas partes se ha convertido en algo superfluo por la simple razón de que dicho significado casi nunca existe; la desaparición de aquella tendencia compulsiva por construirlo todo en términos simbólicos, no solo ha liberado al arquitecto de la onerosa carga de seguir produciendo arquitectura profunda, sino que ha permitido a los arquitectos, críticos e historiadores contemplar la arquitectura de manera diferente por el hecho de que las cosas se aceptan ahora fenomenológicamente por lo que son; por tanto, se establece un principio : 


No hay arquitectura sin concepto.

 
El concepto, no la forma, es lo que distingue a la arquitectura de la mera construcción, a decir de Bernard Tschumi; entonces, si durante los últimos 10 años, no se han hecho aportaciones teóricas apropiadas y/o adecuadas a los tiempos que vivimos -en nuestro país, en nuestro estado y en la ciudad, el fenómeno no es diferente-, desde la crisis de identidad generada por el High Tech y el Deconstructivismo en la incipiente globalización de los 90's, hasta la recuperación del racionalismo y el funcionalismo en el inicio del siglo XXI, el establecimiento de la globalidad, del magma mediático, el consumismo y del neoliberalismo como fundamento político internacional; así como la repercusión de la denominada "Arquitectura Paramétrica" como medio de expresión contemporánea del StarSystem la realidad es que hoy no existe una propuesta teórica, es decir simbólica, que acerque a la gente, a la sociedad común, los principios compositivos fundamentales para la generación de una arquitectura más adecuada a un contexto, a un concepto y al contenido arquitectónico y urbano de grupos sociales específicos, cercanos a la realidad.

¿Qué aspectos de la morfología arquitectónica, del simbolismo temporal y de la ausencia aparente del concepto de las vanguardias del siglo pasado influyen en el contexto, el contenido y el desarrollo de la tipología de la arquitectura, de la última década en la ciudad de Pachuca?
 A pesar de que la etapa hegemónica de las vanguardias en el campo de las artes visuales concluyó hace ya mucho tiempo, la cuestión de la abstracción y el minimalismo, no han perdido ni un ápice de interés y vigencia, hasta el punto de que para muchos arquitectos la abstracción o el minimalismo, siguen siendo una referencia y a menudo, un objetivo. Al hablar de ambas corrientes, parece inevitable referirse al mundo de la pintura y la escultura respectivamente, y tras la definitiva derrota de la figuración posmoderna que hizo verdaderos estragos, convirtiendo la tarea del proyecto en una especie de baile de disfraces esperpéntico e inconsistente; resulta conveniente esquematizar como el Movimiento Moderno será parte fundamental en el desarrollo de dichas vanguardias, pero más importante aún, es entender porque en la actualidad, el racionalismo y funcionalismo siguen siendo pauta en la generación de la arquitectura, de la misma manera, como las secuencias racionales, han generado ciudades en un principio útiles, pero a últimas fechas, caóticas. En ese sentido y durante los años noventa, después de la resaca que el posmoderno había dejado en los creadores y críticos de arquitectura, pareció surgir una vanguardia que a los ojos de esos mismo críticos y creadores, postulo la solución de la práctica en la arquitectura, el Deconstructivismo, que surgió hacia 1990 como una supuesta ruptura con la Posmodernidad, sin embargo y en el fondo, no es más que el reverso manierista de las nociones posmodernas de lugar, identidad y significado; un reverso que, aunque ponga a dichas nociones bajo otro enfoque, las reconoce igualmente como fundamentales. Así qué el deconstructivismo, descansa sobre el pedestal del significado simbólico, a la vez que la forma arquitectónica se concibe como metafórica.
Ahora bien, en dichas vanguardias se resume una curiosa ironía: a diferencia de su aplicación arquitectónica, (es decir, del objeto, de ese incidir y proyectar el espacio interno y volúmenes), no se preocuparon por el contexto, en componer o proyectar el hueco, de transformar o arreglar el vacío, de conformar el espacio abierto. En cierto modo -los arquitectos- somos creadores de ese concepto misterioso que es la noción de lugar (Genius Loci). Y aquí la palabra creador es fundamental, pues la verdadera creación de conceptos se da en la producción de un lugar inédito, de un sitio o contexto singular que se descubre y se desvela. La verdadera arquitectura de hoy busca la creación, no la recreación o reproducción de un determinado lugar, contexto o sitio sino una verdadera creación a partir de muy diversos elementos, incluidos los naturales y con relación humanista.

Planteado desde la idea de Mario Schjetnang: En suma, este nuevo humanismo, que gire alrededor de las variables del sitio y su contexto, concebidos en términos de la geografía, el territorio, la naturaleza y poética del lugar; el sentido del tiempo, concebido en término de la historia, los mitos, la evolución y la permanencia y por último el sentido de la integralidad, concebido en términos de un diseño arquitectónico que participe desde la génesis de los problemas, que vea unitariamente a la ciudad y al medio ambiente y que se involucre fuertemente en las técnicas ambientales es lo que nos llevará a esta, una nueva creación de entornos y paisajes.

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